martes, 13 de junio de 2023

PRESENCIA Y ACCIÓN

 




 

 

Fiesta importante la del Corpus Christi. Una fiesta que incide en el mismo contenido del Jueves Santo. Es, casi, una repetición. Pero, litúrgicamente, se propone esta segunda fecha como fiesta eucarística por excelencia ya que tradicional, cultural y litúrgicamente  el Jueves Santo se enmarca en un clima de pasión , de persecución, y puede opacar la dimensión de gozosa y profunda trascendencia de nuestra fe que encierra, en su esencia, la Eucaristía.

Por eso es importante que este día del Corpus no lo desperdiciemos. Que reflexionar sobre ella y orar desde ella.

Yo, en primer lugar, invitaría a que hiciéramos un esfuerzo para dejar al margen, al menos de momento, toda la parafernalia con la que hemos revestido esta celebración, pues deforman su esencia y, me atrevería a decir que, en cierta manera, entra , o está muy cerca, de la idolatría.

Pues, sin más, voy a intentar compartiros mi reflexión. Para ello comenzaré llevándoos a que iniciemos retomando el siguiente párrafo del texto del evangelio de hoy:

                   Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de                                                                       

                   este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo os daré es mi 

                    carne  para la vida del mundo  .”  

Parece que esto, y el contenido de todo el capítulo 6 del evangelio de San Juan, trajo más de un dolor de cabeza, ya desde el principio, para el seguimiento de Cristo y más de una persecución a los cristianos. Leído sin profundizar en ello, sin entenderlo, interpretando en sentido literal, y llevado solo en una dimensión doctrinaria, fabricaba la imagen de los cristianos antropófagos que sacrificaban niños (u hombres)  y se comían su carne y se bebían su sangre. Y esto era utilizado, en muchos casos hipócritamente, para justificar atacarlos  y perseguirlos.

Pero aún hoy día, especialmente hoy en día, podemos contribuir a la elaboración y mantenimiento de lecturas contrarias y opuestas a lo que significa lo que celebramos en el Corpus.

Por eso es importante que reflexionemos. Y os lo propongo a partir del párrafo que os he propuesto ,y si es a partir  de todo el capítulo 6 de Juan, mejor.

En primer lugar vamos a comenzar con una idea clara, o aclarando una idea: El cuerpo es una manera clara y privilegiada de presencia y de actuación de la persona.

Por el cuerpo los demás nos descubren, nos reconocen, saben que somos nosotros. Pero ese descubrir a la persona es descubrir lo que “esa persona es esencialmente” porque eso es la verdadera persona.

Pero, además, con el cuerpo, también hacemos,  construimos y nos solidarizamos en comunión con otros, con el otro. Hacemos y construimos con nuestros brazos, pero también con nuestra mente, con nuestros sentimientos, con nuestras opciones.

La Eucaristía, Cuerpo y Sangre de Cristo, es forma de presencia y de actuación de Jesús en el mundo, en la vida .

A veces, la inmanencia del pan y del vino la sublimamos sin límites y sin que sea transparencia y concreción de la trascendencia.

Y sin embargo, en la frase propuesta está claro:

·      Jesús es pan,

·      Pan vivo, no teórico, no histórico, no rutinario.

·      Este pan, en lo que es, se transforma (transignificación)  haciéndose transparencia para descubrir la vida trascendente.

·      Este pan no es pan de cualquier clase de vida.

·      Comer de este pan, alimentarnos de él, construir desde él, nos lleva a participar de la vida de Dios, y por eso este pan es vida para el mundo,  esfuerzo para que la tengan los que no la tienen o por aquellos que quedaron despojados de ella.

 

Pensemos, aunque sea rápidamente, en algunos de los signos identitarios con los que hemos adornado la fiesta:

Me acuerdo de la reciente ceremonia de coronación de Carlos III de Inglaterra.  Un despropósito,  una ostentación para lucimiento de los ”magníficos” (no desde Dios precisamente), una ofensa para la humanidad de los excluidos, de los apaleados, de los desahuciados, de los exilados.

Pensemos en nuestros desfiles procesionales en esta fecha. Sin comentario. Jesús, eucaristía, que debe evidenciar que anda por las calles del mundo, de la vida, etc. Aquí lo hacemos pasear exaltado entre fusiles, etc.

Con tal de más esplendor y para mantener un sistema religioso (que no forzosamente es el reino de Dios), introducimos apariencias y falta de honestidad. Han terminado las primeras comuniones. Todos sabemos, (aunque no se deba decir) que se cubrió un trámite social y que, en la mayoría de los casos, será la primera y la última. Pero desde quienes tendrían que asumir la responsabilidad de hacer opciones de autenticidad, se invitará, se propondrá, se presionará, para que estos niños completen la puesta en escena. Deben ir con sus preciosos trajes, como el clero y el mundo de mayor altura irá con los suyos.

Se me ocurre, seguro que es una tontería, que quienes tendrían que procesionar por las calles son los logros alcanzados para que el mundo tenga vida. Y que deberíamos ir con el traje de faena con el que nos involucramos en este trabajar por la vida y la dignificación del ser humano.

Bueno, ya termino.

Perdonadme si a alguno molesto con esta reflexión que os comento. Me ha ido saliendo desde lo que siento.

Os abrazo en esta fiesta del Corpus Christi. Y os felicito en y con mi abrazo, porque ustedes sois Cuerpo de Cristo.

Sed felices, bienaventurados, siendo comida para que el mundo tenga vida porque estaremos haciendo de la vida una procesión por las calles del mundo en la que va Jesús y se descubre su presencia.

José Luis Molina

11 de junio del 2023.

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