Si alguno, por casualidad, conservara
la reflexión del 13 de junio del 2021, titulada “IR MÁS ALLÁ DE LAS PARÁBOLAS” , no estaría de más volverla a escuchar
ya que se complementa con la de hoy.
Y es que vuelvo a interesarme por el
final del texto de Marcos en el Evangelio de hoy. Me parece interesante.
Dice que Jesús explicaba su mensaje
en parábolas para que pudieran entender. Todo se lo explicaba en parábolas.
Pero termina con una frase que
presenta una dimensión contradictoria:
“A los discípulos les explicaba todo
en privado”
¿Por qué esta diferenciación?
Jesús, con sus parábolas, utilizaba
aspectos de la vida real para que, a través de ellos, pudiéramos descubrir, si
optábamos por su propuesta, cómo desde esta vida real, se puede transcender
hasta lo que él nos propone.
Si lo aceptaban, se hacían seguidores
y entonces era necesario entrar en la dinámica de estas parábolas para llegar a
su transcendencia. Si no lo aceptaban se quedarían en el relato recibido, unos
criterios y valores del Reino, pero no llegaríamos a más.
Por tanto, es importante que nos
tomemos el pulso para verificar nuestra
temperatura, dónde nos quedamos, cómo y desde dónde nos situamos.
¿Nos quedamos con el relato como una
historia con su mensaje y no más? ¿Somos capaces de descubrir en ellas por
dónde pautar nuestra vida[JLM1] ?
Os dejo frente a este punto. Creo que
si lo reflexionamos puede dar mucho de
si .
Para terminar nos fijamos en el
principio. No vamos a detenernos en la semilla de mostaza o de quinua que, de seguro, ya lo habremos hecho muchas
veces.
Me refiero al principio del texto del
evangelio: El hombre siembra la semilla, o el viento, o los pájaros, o los insectos
las esparcen por el suelo. El resultado es que, poco a poco la tierra se va
cubriendo de hierbas y el paisaje cambia, es otro. ¿Alguien ha oído crecer la
hierba? Ciertamente no pero, en cierto modo lo correcto sería poder decir sí,
entendiendo que el oír no es en sentido literal sino figurativo. Si pegamos el oído a la tierra,
si aplicamos el corazón a la vida, escucharemos como van brotando los frutos,
las dimensiones del reino. Eso sería no quedarse en la parábola ( en la historia, en el relato) , sino profundizar en lo que se nos ofrece.
No pasemos distraídos por la vida perdiendo la experiencia de sentirla crecer,
del involucrarnos en su crecimiento y está. La fuerza del Espíritu está ahí y está no para hablar de ella sino par VIVIR
DESDE ELLA . No tengamos dudas. El
campo reventará en vida.
Un abrazo
José Luis Molina
16 de junio 2024