Desde la experiencia de la sacramentalidad del amor
De todos es sabido
que el amor no tiene nido.
De todos es sabido
la altura de su amor.
De todos es sabido
que su nido es el silencio.
De todos es sabido
que Dios es el silencio.
De todos es sabido
que apenas nuestros dedos
rozan la altura de su amor.
Pero de todos
también es sabido
el gorgoteo del silencio de su amor.
Miguel Á, Olmedo 7-8-10
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