sábado, 3 de septiembre de 2016

HAY SOPORES QUE ADORMECEN Y ESTERTORES QUE DESPIERTAN

Os dejo esto.
No es desesperación ni fatalismo.
Todo lo contrario.
Es grito de despertador
para no quedarnos dormidos

La lira y la poesía
se hacen siesta
sin cigarra que arrulle
durmiendo la canícula.
Es el silencio,
a pesar del agosto vespertino,
helado y helador
de seres yertos,
de cadáveres fríos,
de horror que se confunde, congelado,
con cera derretida
del cirio consumido.
¿Cataclismo! Será grito de algunos.
Huida, desencanto, desolación,
llanto negro de lágrimas negras,
será el canto de otros.
¿Hay que salvar al hombre!
Habrá también quien grite
con la esperanza desesperanzada.
Y yo, tal vez tras pasar esos pasos,
recogeré mis lágrimas,
hechas barro en cenizas,
recogiendo los hijos muertos
del silencio muerto
que no quiso ser rostro
de lucha, esfuerzo y esperanza
y se quedó escondido en labios entreabiertos,
disimuladores cínicos
de un decir  que no dice,
de un huir sin dar pasos,
de un cambiar la vida
por lentejas calientes.


          José Luis Molina

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