sábado, 29 de julio de 2017

APOCALIPSIS





La lira y la poesía
se hacen siesta
sin cigarra que arrulle
durmiendo la canícula.
Es el silencio,
a pesar del agosto vespertino,
helado y helador¡
de seres yertos,
de cadáveres fríos,
de horror que se confunde congelado
con cera derretida
del cirio consumido.
¡Cataclismo! Será grito de algunos,
huída, desencanto, desolación,
llanto negro de lágrimas negras,
será el canto de otros.
¡Hay que salvar al hombre!
habrá también quien grite
con la esperanza desesperanzada.



Y yo, tal vez, tras pasar esos pasos,
recogeré mis lágrimas,
hechas barro en cenizas,
recogiendo los hijos muertos
del silencio nuestro
que no quiso ser rostro
de lucha, esfuerzo y esperanza
y se quedó escondido en labios entreabiertos,
disimuladores cínicos
de un decir que no dice,
de un huir sin dar pasos,
de un cambiar la vida
por lentejas calientes.

José Luis Molina
            29 de julio 2017



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