miércoles, 2 de enero de 2019

AÑO NUEVO











El pregón del Año Nuevo, tiene vocación de hacerse concreto.
Y se hace melodía en las concreciones.
(Comparen las fotos del pregón con la presente)
Sobre el esotérico mundo, donde se hizo realidad el pesebre, ha aparecido un ángel, el ángel que Zacarías Machín esperaba, por el que cantaba, lloraba y suplicaba. Un ángel que es toda una  serie de guiños que se nos hacen para el 2019:
Es incluyente, supera el dominio racista (o de cualquier tipo) que trata de perpetuarse. Su nombre, yo le pongo Baltasar, hace alusión al bálsamo tonificador (mirra) para capacitarnos en la tarea y alentar nuestra esperanza con los acordes de justicia que Dios quiere para EL MUNDO DONDE ÉL SE HA PLANTADO Y DESDE DONDE PODEMOS OIR SU CANTO:

                    ¡Aleluya!:
                          Viva Dios que bajó de las alturas y a los magos pidámosle, con nuestras firmas comprometidas, la dignidad para los hombres y el respeto de unos para con otros.
          José Luis Molina                     2 enero 2019

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