lunes, 21 de enero de 2019

TAL DÍA COMO HOY





A mi padre
Tal día como hoy
cambiaste tu rumbo,
otros aires nuevos
surcaron tus ojos
en apariencia inertes.
Tal día como hoy
me quedé quieto
mientras tú te ibas
siguiendo, no obstante,
el son de tus pisadas
retumbando en mi alma.
Tal día como hoy
supe lo que es ser huérfano,
aunque su hondura toda
estaba agazapada
detrás de aquella esquina
que queda separando
el “esto” del lamento
que recorre los valles.
Y desde entonces,
desde un día como hoy,
me creció la conciencia
de dones recibidos,
aprendieron mis ojos
a traspasar tus párpados
y seguir descubriéndote
en ese brillo de eternidad tan tuyo,
en esa frase sin terminar
con la que, desde tu impotencia,
me besas.
                         Desde ese día,
desde ese día como hoy,
doy gracias por el tiempo no perdido
y abro los ojos para no perder el tiempo.
Desde  ese día, tal como hoy,
aprendí lo que sabía,
y se hizo patente
mucho de lo que tenía
de experiencia oculta contigo compartida.
Miraste pa´otro lado
para sentir que me seguías mirando,
para saber que me seguías queriendo.
Hace unos días miraba las estrellas
y me sentía, tendido en la parva,
con mi corazón entre tus brazos latiendo
                                José Luis Molina
                                           21 enero 2019


1 comentario:

Anónimo dijo...

Un saludo para tí, gracias por compartir la nobleza de tu padre, de Don Felipe entre nosotros.
Te queremos.
MT.