sábado, 26 de septiembre de 2020

OYE AMIGO

                                               





El audio oírlo después de leer el primer bloque, al llegar al espacio grande en blanco

Hoy, lo mismo cuando sigáis un poquito más en esta reflexión, pensáis que me he vuelto loco, que me he equivocado y que  os he enviado otra cosa, o que no parece la reflexión de un cura, o yo que sé cuál pueda ser vuestra reacción. Pero puedo deciros que no estoy loco. Y deciros, también, que al Dios que se encarna en la vida, hay que entenderlo desde la misma vida y a veces, casi siempre, a través de ella, pues eso es Jesucristo: El Dios que se nos da a conocer en y desde la vida.

Todo este preámbulo es para deciros que, cuando me iba a poner a elaborar mi reflexión, me acordé, se me vino a la memoria, una canción que os la voy a poner ahora y luego seguimos. La canción se llama “Oye amigo” y es del grupo “A dos velas”

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Bueno, pues, una vez oída la canción, ¿qué opináis? ¿qué os parece la mujer? ¿y el enamorado que canta? ¿cuál es tu  postura ante la historia? La historia, el sujeto, la queda como abierta para que nos situemos.

Por eso, deteneros un poquito, pensad, ved la historia como propia, personalicémosla.

 Luego, ahora, sigo con mi reflexión.

Lo que la mujer hizo lo harían muchas. No sé si muchas, pero al menos bastante.

Pero no es un problema de género, de mujeres, . Más allá de las relaciones interpersonales, de pareja, etc, que también, ¿no creen que esto pasa muchas veces, que elegimos  no lo de más valor sino lo que nos proporciona más lujo, comodidades, poder, prestigio, importancia, relevancia, … y dejamos algo más valioso que es SER LO QUE DEBO SER por encima del TENER.

Pues de eso creo que van hoy  las lecturas. El primer hijo dice que va, pero bla,bla, bla, decide por otras motivaciones. Se queda  sin participar de lo que el Padre (Dios) ofrece. El otro se resiste a optar por lo que le ofrecen, participar de su tierra, porque otras cosas le atraen. Pero al final se decide y va.

Una vez más estos textos me sirven para no tenerle miedo a Dios. Soy yo el que decido La oferta, la encomienda, está hecha. Soy yo el que decido: dinero, prestigio, grandeza, …  o amor que me haga crecer y lograrme como persona.

Así entiendo yo el abajamiento de Jesús del que habla San Pablo, optando radicalmente por la humanidad  que Dios quiere para su Reino.

Deseo que el ejemplo de la canción nos sirva para decidir en cada momento.

Un abrazo

                            José Luis Molina

                                     27 de septiembre 2020

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