El audio oírlo después de leer el primer bloque, al llegar al espacio grande en blanco
Hoy, lo mismo cuando sigáis un
poquito más en esta reflexión, pensáis que me he vuelto loco, que me he
equivocado y que os he enviado otra
cosa, o que no parece la reflexión de un cura, o yo que sé cuál pueda ser
vuestra reacción. Pero puedo deciros que no estoy loco. Y deciros, también, que
al Dios que se encarna en la vida, hay que entenderlo desde la misma vida y a
veces, casi siempre, a través de ella, pues eso es Jesucristo: El Dios que se
nos da a conocer en y desde la vida.
Todo este preámbulo es para deciros
que, cuando me iba a poner a elaborar mi reflexión, me acordé, se me vino a la
memoria, una canción que os la voy a poner ahora y luego seguimos. La canción
se llama “Oye amigo” y es del grupo “A dos velas”
,
Bueno, pues, una vez oída la canción,
¿qué opináis? ¿qué os parece la mujer? ¿y el enamorado que canta? ¿cuál es tu postura ante la historia? La historia, el
sujeto, la queda como abierta para que nos situemos.
Por eso, deteneros un poquito,
pensad, ved la historia como propia, personalicémosla.
Luego, ahora, sigo con mi reflexión.
Lo que la mujer hizo lo harían
muchas. No sé si muchas, pero al menos bastante.
Pero no es un problema de género, de
mujeres, . Más allá de las relaciones interpersonales, de pareja, etc, que
también, ¿no creen que esto pasa muchas veces, que elegimos no lo de más valor sino lo que nos
proporciona más lujo, comodidades, poder, prestigio, importancia, relevancia, …
y dejamos algo más valioso que es SER LO QUE DEBO SER por encima del TENER.
Pues de eso creo que van hoy las lecturas. El primer hijo dice que va,
pero bla,bla, bla, decide por otras motivaciones. Se queda sin participar de lo que el Padre (Dios)
ofrece. El otro se resiste a optar por lo que le ofrecen, participar de su
tierra, porque otras cosas le atraen. Pero al final se decide y va.
Una vez más estos textos me sirven
para no tenerle miedo a Dios. Soy yo el que decido La oferta, la encomienda,
está hecha. Soy yo el que decido: dinero, prestigio, grandeza, … o amor que me haga crecer y lograrme como
persona.
Así entiendo yo el abajamiento de
Jesús del que habla San Pablo, optando radicalmente por la humanidad que Dios quiere para su Reino.
Deseo que el ejemplo de la canción nos
sirva para decidir en cada momento.
Un abrazo
José Luis Molina
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