Entre Benamahoma y El Bosque hay un
río: el Majaceite.
Mi río y de todos , pues a nadie se
niega. Es más, a todos recibe con cantos y alharacas de alegría.
Para todos tiene un recodo donde
recibir cuitas y un espejo donde rememorar imágenes añoradas.
A nadie defrauda.
Las únicas que, a veces, se ven
resentidas son las estrellas porque la frondosidad de sus orillas no siempre
les permite reflejarse en sus aguas y recibir baños de luna. Ésta si se cuela
entre las hojas de las higueras para besar a la adelfa con la salpicadura que
produce su zambullida.
¡Ay Majaceite!
· Sentado en tu ribera, tu música enmudece por los llantos de niños horrorizados
o el estallido de bombas y misiles.
· Contemplo tus aguas haciendo cabriolas entre las rocas y en tus cascadas y me parecen una foto
congelada que se va mutando en una madre que aprieta a su pequeño contra su
pecho como si quisiera volverlo a su interior y así evitarle tanta locura.
· Tus aguas, frescas y tonificantes, como siempre, bañaban mis pies pero
subían como fuego hasta mi garganta abrasada por arena de desierto y pozos
destruidos.
· Ese canto tuyo , que siempre me provoca, hoy son letras del abecedario
dispersas por el suelo , medio sepultadas por los escombros de una escuela en
ruinas.
· Tu transparencia, la transparencia de tus aguas, de pronto se me
descubren turbias por las mentiras, intereses torcidos y crueles que acaban con
tus truchas.
· Han engañado a las estrellas y ya no caen en tus aguas. Se precipitan con
cruel caída para levantar sangre y nubes de arena.
¡Río Majaceite!. ¡Inspiración y musa!
¡Mi conciencia!
¿Cómo llevarte allí donde tu ausencia hace aún más necesaria tu
presencia?
Dichoso yo, que te tengo.
Desde tu paz grito de rebeldía por
aquellos a quienes les has sido arrebatado.
Repudio el mundo que te ha reducido a
una ilusión.
Apuesto por la vida donde te conocí y
supe que existías.
José Luis Molina
23 de marzo 2022
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