domingo, 12 de mayo de 2024

PRESENCIA MÁS QUE AUSENCIA

 



 

 

 

Hoy, para la reflexión del domingo, comienzo repitiendo un fragmento de la segunda lectura a la que, solamente, cambiaré algunas palabras.

Recurramos, pues, a la carta de Pablo a los Efesios (1, 17-23). Dice así:

·      “Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, NOS de espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de NUESTRO corazón para que comprendamos cual es la tarea  (ESPERANZA) a la que NOS llama, cual la herencia de gloria que nos da a NOSOTROS , sus santos, los que creemos. Todo lo puso bajo sus pies y lo dio a la IGLESIA como cabeza, sobre todo.  ELLA ES SU CUERPO, plenitud del que lo acaba todo en todo”

No es lo usual que yo repita, prácticamente de forma literal, algunas de las lecturas sobre las que reflexionamos.

Hoy se me ha ocurrido hacerlo así porque leyendo la segunda lectura me ha provocado un posicionamiento, una manera de situarnos desde una perspectiva que no es la más frecuente para encontrar el sentido de lo que llamamos la Ascensión.

Casi siempre, pensar en la ascensión nos lleva a la idea de desaparición (Jesús se va), de salida, de un tiempo más empobrecido en experiencia, porque él ya no está.

Sin embargo, tras leer la citada segunda lectura, se me ocurrió que para explicar el sentido de la Ascensión valdría el título que le he dado a esta reflexión. La Ascensión significa Presencia más que ausencia. Es el tiempo de la presencia totalizante de Jesús para el creyente.

Te subrayo que digo para el creyente, pero un creyente con especificidad.

Si nuestra condición de creyentes nos sitúa como a los discípulos a la salida de Jerusalén, en una postura estática, contemplativa, nos llevará a una posición devocional. Y, entonces, lo que se nos dirá desde la Palabra es : “¿Qué hacéis ahí mirando al cielo?”

Por el contrario si somos creyentes con la especificidad adecuada, se nos dirá: “Id por todo el mundo… Yo estaré con vosotros SIEMPRE, hasta el fin de los días”.

Y todo esto, enmarcado ¿en qué elementos?:

En ser CUERPO SUYO, miembro de la Iglesia. Como tal cuerpo suyo, si creemos y aceptamos su palabra, somos una forma de presencia de Jesús. NO DESAPARECIÓ.

Nosotros, desde el Espíritu Santo, somos o debemos ser, para que todo esto sea verdad, TESTIGOS SUYOS, PRESENCIA SUYA, ACTUAR SUYO, SIGNOS DE SU REINO. Sigue estando, No se fue ni desapareció.

Un no creyente podrá decir que todo esto son inventos para manipular a las personas. Aunque en algunos casos pueda ser verdad, le falta algo . Le falta saber que esto es real porque tenemos experiencia de todo ello.

La Ascensión, realidad de la presencia concreta de Jesús en la vida, en la historia, a través de su Iglesia.

Vayamos terminando. Pensemos en todos aquellos aspectos de actuación de SU CUERPO, LA IGLESIA, NOSOTROS.

Veamos ,de todos ellos, cuales responden y hacen creíble la Palabra de Dios. Y cuales no

Ahí quedan unos cuantos, al azar. Cada uno hagamos discernimiento.

·      Las manifestaciones festivas, consumistas, competitivas, vacías del contenido de este envío en el que hemos convertido la primera (y mayoritariamente última) comunión

·      Las movilizaciones que están surgiendo en el mundo, reclamando, buscando, persiguiendo la justicia, la paz, el respeto para pueblos  masacrados como Gaza, pueblo saharaui  y otros más.

·      El consumo desorbitado, el despilfarro de bienes de primera necesidad en países “ricos” no registrados en las bienaventuranzas

·      Los programas ecológicos de recuperación de recursos y sostenibilidad de la naturaleza.

·      En una Iglesia, Cuerpo de Cristo,  que se la identifica y se manifiesta en la solemnidad ceremonial de actos religiosos siempre enmarcados en ostentación de riquezas, oro, etc.

·      Una Iglesia que se guíe con un bastón de pastor como báculo para caminar construyendo historia de salvación.

·      Una Iglesia, Cuerpo de Cristo, que habla un lenguaje que la gente no entiende porque no responde a sus cuestionamientos vitales.

·      O una Iglesia que no tiene miedo de hablar con habla la gente, de llorar con la gente, que nunca hace objeción de ser célibe para el acompañamiento, la empatía, la solidaridad, la comunión.

No tengamos miedo. Jesús está. Pero está donde el puede estar. Sí tengamos cuidado. No lo coloquemos fuera del tiesto.

 Que en vuestro tiesto florezca linda la Pascua florida.

Un abrazo

José Luis Molina

12 de mayo del 2024

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