lunes, 30 de marzo de 2009

RESPUESTA

Trato de dar mi respuesta, llena de simpatía y empatía, puesto que fuí quien colgó el trabajo, a la persona (desconozco quien es) que el 25 de marzo colgaba un comentario al trabajo OSCAR ARNULFO ROMERO en la etiqueta PERSONAJES.
Ante sus preguntas con las que ciertamente empatizo, al menos en el sentimiento que las hace brotar, ahí va mi opinión:
¿Qué hace que no de fruto la sangre derramada?
Yo si creo que da fruto. Lo que puede ocurrir que no dé, o al menos de momento, el que nosotros quisiéramos. Y opino así porque al menos en mi lo ha dado: Esa sangre derramada de Romero, Rutilio Grande, Ellacuría. Gerardi, junto con tantos otros, y con otras causas también, han hecho que hoy me sitúe en la vida y en mi opción de fe como lo hago. Creo, honestamente, que esa sangre me ha evangelizado y está contribuyendo a mi salvación. Pero además creo que en mucha gente de los grupos de fe de Intiruna también está dando su fruto. Y estoy seguro que a lo largo y ancho de nuestro planeta hay mucha gente que estarán de acuerdo con lo que digo.
¿Cuánto sufrimiento tiene que ocurrir para que el Reino de Dios deje de ser una idea en la mente?
Para responder a esto tengo que recurrir a los textos evangélicos y si lo hago no es desde un plano teórico sino porque estoy convencido y lo vivo como experiencia.
En Lc 10, 11b se afirma que el Reino de Dios está llegando y en el discurso programático en Nazaret (Lc 4, 21) se afirma que se ha cumplido. Ciertamente que esto se hace entre dificultades, incoherencias, ataques, persecución (Mt 10, 16-24) pero se va haciendo (Mc 4, 26-27). Y esto lo afirmo yo como experiencia: El Reino de Dios deja de ser una idea en la mente y se hace realidad concreta y tangible en todo esfuerzo y todo logro en el que se van alcanzando metas para dignificar al ser humano, donde se lucha contra todo lo que sea opresión, marginación, degradación de la persona y contra las causas (personas y estructuras) que las mantienen, etc. Y afortunadamente hoy hay muchas realidades de estas, muchas realidades de Reino. ¡Que bueno cuando vamos teniendo ojos para verlas! El camino no es el lamento. El camino es la ira contra estas realidades de anti-reino, de muerte (sean en la sociedad civil, familiar, religioso-eclesiástica, donde sea) y el compromiso de salir de la inoperancia para tomar postura comprometida de lucha y transformación
¿ Cuántos locos y locas tendrán que seguir sin ser reconocidos como profetas y reyes?
Lo importante no es que se les reconozca como tales, lo importante es que lo son. Por ejemplo, lo importante no es que a Oscar Romero se le canonice declarándosele santo. Lo importante es que lo es porque para millones de cristianos es un referente clarísimo e indiscutible de su participación de la santidad de Dios.
¿En nombre de que Dios hablamos?
Evidentemnte es harto frecuente hablar usando el nombre de Dios según nos convenga, según nos interese a nosotros que sea Dios.
Pero hay un referente que también es muy concreto. No se puede hablar en nombre de un Dios distinto del de Jesucristo. Y el Dios de Jesucristo es el Dios que actúa como él. No tenemos otro referente: "El que me ve a mi, ve al Padre" (Jn 14, 9) Lo que Jesús no haría (optar por las riquezas, utilizar a las personas, poner el interés personal por delante del colectivo, etc, no es de Dios, está en contra de Dios. Y si esto lo hacemos, lo hablamos, lo defendemos los cristianos y las instituciones religiosas cristianas, etc, estamos usando en falso el nombre de Dios, lo estamos profanando.
Para terminar, amig@, espero no te haya molestado mi pretensión de responder a tus preguntas. Espero haberlo conseguido en alguna medida. De todas maneras, gracias por tu comentario.
José Luis Molina

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