martes, 24 de marzo de 2009

SAN ROMERO DE AMÉRICA


En este 24 de marzo, XXIX aniversario del asesinato de Oscar Romero, desde Intiruna queremos honrar su memoria, tenerlo presente y proclamarlo como uno de nuestros referentes. Y lo hacemos con el poema, que sobre él y este acontecimiento, escribió Pedro Casaldáliga, obispo, poeta y cristiano de la liberación.


El ángel del Señor anunció en la víspera...


El corazón de El Salvador marcaba

24 de marzo y de agonía.


Tú ofrecías el pan,

El Cuerpo vivo

-el triturado cuerpo de tu Pueblo;

su derramada Sangre victoriosa-

¡la sangre campesina de tu pueblo en masacre

que ha de teñir en vinos de alegría la aurora conjurada!


El ángel del Señor anunció en la víspera,

y el Verbo se hizo muerte, otra vez, en tu muerte;

como se hace muerte, cada día,

en la carne desnuda de tu pueblo.


Y se hizo vida nueva

¡en nuestra vieja Iglesia!


Estamos otra vez en pie de testimonio,

¡San Romero de América, Pastor y Martir nuestro!

Romero de la paz casi imposible en esta tierra en guerra.

Romero en flor morada

de la Esperanza incólume de todo el Continente.

Romero de la Pascua latinoamericana.


Pobre pastor glorioso,

asesinado a sueldo,

a dólar,

a divisa.

Como Jesús por orden del Imperio.

¡Pobre pastor glorioso,

abandonado

por tus propios hermanos de Báculo y de Mesa...!

(Las curias no podían entenderte:

ninguna sinagoga bien montada

puede entender a Cristo).


Tu pobrería si te acompañaba,

en desespero fiel,

pasto y rebaño, a un tiempo, de tu misión profética.

El pueblo te hizo Santo.

La hora de tu Pueblo te consagró en el kairós.

Los pobres te eneseñaron a ler el Evangelio.


Como un hermano

herido

por tanta muerte hermana,

tú sabías llorar, solo, en el Huerto.

Sabías tener miedo, como un hombre en combate,

¡pero sabías dar a tu palabra, libre,

su timbre de campana.


Y supiste beber

el doble cáliz

del Altar y del Pueblo

con una sola mano consagrada al Servicio.

América Latina ya te ha puesto en su gloria de Bernini

-en la espuma- aureola de sus mares,

en el retablo antiguo de los Andes alertos,

en el dosel airado de todas sus florestas,

en la canción de todos sus caminos,

en el calvario nuevo de todas sus prisiones,

de todas sus trincheras,

de todos sus altares...

¡En el ara segura del corazón insomne de sus hijos!


¡San Romero de América, Pastor y Martir nuestro:

¡nadie

hará callar

tu última homilía!


No hay comentarios: