martes, 7 de julio de 2009

Jorge Enrique Adoum

La Vasija de Barro y uno de sus autores Jorge Enrique Adoum (Ambato, 29 de junio de 1926 - Quito, 3 de julio de 2009).

El escritor, político, ensayista y diplomático ecuatoriano Jorge Enrique Adoum , acaba de fallecer en estos días y como reconocimiento a su trayectoria les invito a leer y oír alguno de sus poemas.

Jorge Enrique Adoum es el máximo exponente de la literatura ecuatoriana. Se exiló a Chile y allí fue secretario de Pablo Neruda. Escribió teatro, novela ("Entre Marx y una mujer desnuda" posiblemente la más conocida), ensayo, periodismo, pero fue la poesía su lugar específico. Por su trilogía "Los cuadernos de la tierra": 1a: Los orígenes.- 2a: El enemigo y la mañana, que le mereció el premio nacional de poesía en 1952 y la tercera "Dios trajo la sombra" que le valió el premio Casa de las Américas en 1960

Y en una vasija de barro fueron depositados sus restos en el jardín de la Capilla del Hombre en Quito, a la sombra del Árbol de la Vida, junto a los de su amigo Oswaldo Guayasamin-

La Vasija de Barro, fue un poema escrito por algunos artistas entre ellos Adoum, a muchos ecuatorianos cada vez que la oímos nos remembranza nuestra historia, nuestras raíces.



Vasija de Barro

Yo quiero que a mí me entierren
como a mis antepasados, (bis)
en el vientre oscuro y fresco
de una vasija de barro. (bis)

Cuando la vida se pierda
tras una cortina de años, (bis)
vivirán las flores de tiempo
amores y desengaños. (bis)

Arcilla cocida y dura,
alma de verdes joyados, (bis)
barro y sangre de mis hombres,
son de mis antepasados. (bis)

De ti nací y a ti vuelvo,
arcilla, vaso de barro, (bis)
con mi muerte yago en ti,
en tu polvo enamorado. (bis)

El amor desenterrado (fragmento)

...porque en el paleolítico debo haber sido muy niño todavía, preguntón, curioso y lleno de presagios del ser tercero que forman dos personas mayores cuando se encierran con llave o con la noche y la tierra hubiera esperado diez mil años hasta que yo crezca y comprenda para mostrarme ahora a la intemperie esto:

la primera pareja como dos palabras juntas con un breve vacío donde estuvo un día el guión varonil (hembra la conjunción copulativa), anudados hasta hoy, amor fosilizado, estatua viva encajonada, mientras nosotros, voyeurs del siglo XX, viejos a cualquier edad, con nuestro
muerto amor a cuestas, removiendo tablones, telas de nylon, piedras que las sostienen,
y acostándonos junto a ellos para atisbar la inmodesta y duradera amarra que no acaba jamás en estallido, nos hundimos el corazón para que no se avergüence frente a ese amor que existe todavía en estos esqueletos de anteayer en los que yace igual que la ternura que cayó de la caricia al hueso.

*Poema dedicado a los “Amantes de Sumpa”, restos arqueológicos del 700 AC. encontrados en actitud amatoria en Península de Santa Elena.




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