jueves, 19 de marzo de 2015

GRACIAS



Y tocó la campana de los amigos,
sonó a corazón caliente y brazos que te aprietan.
Y sentí por mis venas correr toda mi vida
impulsada por ellos, de ellos llena.
No les agradecí que me quisieran.
Le di gracias a Dios por encontrarlos.
Y mi mano tembló, que no de miedo,
sino de olor a humo y sementera,
a ratos compartidos, a un ¡te extraño!
José Luis Molina

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi Peregrino de Cabeza Nevada:

Sencillamente, dulcemente, tiernamente: ¡GRACIAS PORQUE EXISTES!

Anita Troya