lunes, 11 de enero de 2021

DISQUISICIONES PARA UN AÑO NUEVO

 



 

Al fin, lentamente,

la soltó la rama

y cayó la hoja

y se agarró al césped.

La hoja de plátano

se clavó en el suelo,

se hundió entre la hierba:

Al viento le teme,

al viento que, a veces,

la convirtió en palmas,

en baile y jarana.

Otras la hostigó,

junto con la lluvia,

pero se hizo fuerte

y aguantó el envite.

Ahora no ha podido

y cayó cansada.

Ese mismo viento

que, cuando nacía,

le beso la frente,

le limpió la cara

y una nana limpia

cantó en la mañana

cuando ella ya supo,

despacito,

ir tocando palmas.

Ese viento, ahora,

pasaba deprisa,

pasaba… ignorándola.

¿Cuántas veces ella,

desde la alta rama,

a otras cayendo

altiva miraba.?

Ya es vieja la hoja

que cayó cansada,

pero que fue lecho

dónde se posaron

amores, que en vuelo,

hasta ella llegaron.

Fue pulmón que hizo

que en mi pecho entrara,

más limpio,

el aire del viento

y fue también visera

que hizo que pudiera,

deteniendo al sol,

captar tu sonrisa.

Es vieja la hoja,

ya es vieja y ya calla,

y ya nadie oye,

leves, sus palabras

sin pisar el aire

apenas.

                 Es noche de fiestas,

de gritos, de danzas,

vino y desenfreno,

soñando, creyendo,

o tal vez negando

ciertas evidencias:

Que el viejo fue niño

y el niño de hoy

mañana, cargado,

también será viejo.

Solo hay una cosa

que recibe el nuevo

del viejo, y que salva:

Saber lo vivido

y vivir sabiendo

del ayer, ahora,

para hacer mañana.

 

José Luis Molina.

     31 de diciembre 2020

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