Inicio esta reflexión con una serie de preguntas o cuestiones. No son
un recurso metodológico. Realmente os propongo que el inicio vayáis muy
despacio os detengáis en lo que se os propone y os contestéis a vosotros
mismos.
¿Te han llamado alguna vez radical?.
Si tienes esa experiencia, ¿cómo te sentiste?.
¿Te han dicho alguna vez exagerado?
¿Cómo lo encajaste? ¿Analizaste la causa, el motivo de que te llamarán así?
¿Analizaste el posicionamiento de quien te lo decía? ¿Hiciste igual con el
tuyo?. Si no lo hiciste pero aún recuerdas algunos casos en que fuiste
considerado y calificado de radical y exagerado puedes hacerlo ahora.
¿Te sentiste avergonzado,
ridiculizado, excluido, marcado? ¿Te sentiste mal? ¿Por qué?. Ahora si sería
conveniente pusieras en claro tus motivos.
¿Alguna vez te llamaron, te
dijeron, te trataron , te marcaron como
loco, como absurdo, como hacer el tonto, como que “alguien te tenía comido el
coco”, etc.
Si has ido haciendo las
reflexiones que te he indicado, analiza,
ahora, si en todo ello encuentras algo de conexión con la viuda pobre del
evangelio.
Vamos a intentar irla calificando:
Viuda LOCA= Se queda sin nada y sin
tener una solución a posteriori, no piensa en el mañana.
INGENUA = Cree que van a venir a taparle
el hambre.
RADICAL = Hay que tener cierta medida
(ser comedida), un según y cómo.
EXAGERADA = Sacar las cosas de su
sitio, hacer el tonto porque hay que ser hermano pero no primo, primero los
míos y luego lo qu pueda.
EQUIVOCADA = Mañana pedirá una caridad,
que lo piense antes.
Honestamente, ¿qué pensamos de la viuda? No vale decir bien porque está puesta en el
evangelio. Desde la vida, ¿qué cabida tiene en la nuestra?
Recuerdo la fábula de Esopo :
La cigarra, cuando
llega el invierno se encuentra desprovista y va a pedirle a la hormiga que hizo
buen acopio.
Transcribo la versión de La Fontaine:
-
¿Qué hacías durante el verano? –le preguntó la hormiga
a la pedigüeña
-
Día y noche, a quien me encontraba, le cantaba. No te disguste.
-
La hormiga le respondió: ¡Le cantabas!. Me alegro, Pues bien, ¡baila
ahora!
¿Están ustedes de acuerdo con la
fábula. Yo, sí y no
Sí en cuanto que, en el concepto del
autor, la cigarra es presentada como holgazana, vaga, parásita.
Pero si se considera que su canto era
una opción por hacer más agradable la vida de los demás, incluso las de
aquellas hormigas que solo vivían para arrastrar granos de semillas, ¿era tan
inútil su canto? ¿era despilfarrar la vida? ¿O era regalar a los demás lo que
ella era?
Las hormigas, obviamente, eran muy
trabajadoras, pero concebían la vida solo en torno a almacenar. Su respuesta,
en el nivel humano, ¿qué les parece?
Creo que la viuda tiene la respuesta.
La clave está en una decisión, no en el tamaño de lo que se hace.
La viuda solo entrega una pequeña
moneda. Con su pequeña moneda no se podría hacer mucho pero ahí estaba todo el
poder de la anciana porque era toda ella y por lo tanto la decisión es
gigantesca.
Si hubiera entregado la misma moneda,
extraída de una bolsa bien repleta que
reservara para ella, sería un donativo insignificante. Porque hay que resaltar
otra cosa. Ciertamente la importancia de lo pequeño pero esto ha servido para
justificar detrás de lo pequeño nuestra egolatriá siendo el caso que el tema
está en ser, de manera radical y con honestidad, para el otro.
Así es la cosa:
SER , aunque sea pequeño, es de
gigante.
TENER, aunque sea mucho, es de enanos
miopes y egoistas.
La clave es fácil: Consiste en
decidir el ser por el tener, el dar y compartir por el acumular.
Qué bonito: Así la harina no se acaba
ni el aceite de la alcuza se termina porque decido por la vida que son los
otros.
Si encontraron propios en las
cuestiones iniciales, estén alegres, vuestro suelo ya es el cielo
Un abrazo
José Luis Molina
7 de noviembre del 2021
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