sábado, 15 de agosto de 2020

DISCERNIENDO A DIOS

 


 

Nos encontramos con la fiesta de la Asunción pegada al domingo y, sin que las lecturas sean similares, creo que, contempladas en conjunto, tienen un contenido común importante y correlacionado.

Voy a intentar explicarme .

Comenzaré por el evangelio del domingo. Lo siento por los que creen y opinan que Jesús se sabía el final de las cosas, lo que iba a ocurrir al dedillo y lo que venía después.

Quien ve a Jesús ve a Dios pero no porque tuviera poderes mágicos sino porque sus obras son plenamente el actuar de Dios. Dios actúa así. Dios actúa ahí (Jn. 10, 25-30). Y ahí estaba el contenido de la oración de Jesús: discernir, en cada momento, cual era el actuar de DIos y ACTUAR.

Pues bien, en el evangelio hay dos momentos claramente definidos: El primero cuando argumenta el pensamiento de los dirigentes religiosos de Israel que pensaban no había que dar la comida de los hijos a los perros, es decir, que la salvación de Dios era para Israel y los demás al rebusco.

Por el otro lado, la mujer, extranjera, cananea, de tierra y país no religioso. Pero la mujer de fe grande es capaz de hacer frente a lo que se le argumenta, supuestamente desde la voluntad de Dios, contraponiendo que de la mesa de Dios, aunque sean migajas, también comen hasta los perros. Y Jesús abandona la postura oficial para exaltar la fe grande de la mujer, ¿Por qué?. Porque el actuar de Dios no era el de la oficialidad religiosa. Y en esto está clamando la primera lectura: el actuar de Dios nace desde la opción por el ser humano. De ahí que sus carriles sean actuar según el derecho y la justicia, la justicia de Dios.  Para Dios no hay nada por delante del ser humano. Para Jesús, obviamente,  el ser humano es preferencial. Y hacer sus obras será trabajar  por respetar y que se respete su dignidad, , no aceptar que él mismo se cosifique , se venda y se rebaje, no entrar en connivencia con criterios de aprovechamiento, explotación, engaño, utilización, falsedad.  Por eso Jesús cura a su hija, le dice a esa mujer que tiene derecho a la liberación y nadie se lo va a arrebatar.  (otra forma de parir al niño según el Apocalipsis).

Pero todo esto me trae rumores de países  que invocan al Dios de Jesucristo pero no acogen a la mujer que llega hasta ellos.. Por eso los que arriban a sus playas y no han perecido en el empeño, o a sus aeropuertos, hasta las migajas que reciben le son arrojadas al suelo y las recogen entre posturas de desprecio, de desconfianza, , de acusación de venir a llevarse (robar) lo que es nuestro.

Derecho y justicia quiere el Señor, no silencio cuando no desprecio o xenofobia.  Y aunque solo sea quedándonos en esto, en el silencio ante esto, ya nos hace partícipes.

Pues bien, situándonos en la historia, en nuestro momento histórico, nosotros, la Iglesia, somos quienes hoy tenemos que parir, seguir situando, a Jesús en el mundo.  Y eso lo hará, lo haremos si encarna, no solo recita, el Magníficat: En él, en el magníficat, también se apuesta por el Dios del derecho y la justicia.

  Proclamémoslo con gozo, esforcémonos en el empeño.                                        

                                           José Luis Molina

                                                         15 y 16 de agosto 2020

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