lunes, 24 de agosto de 2020

HACER DIANA AL SOL

 

 


Pues somos verticales,

en verticalidad subamos

con una meta apuntando el vuelo.

No es el suelo, sino el cielo

definitiva y última morada.

Que ni somos nada

ni llamados a la nada estamos.

Desde la solidaridad y el llanto,

desde el brazo que agarra con fuerza a quien se cae,

desde la espera firme y presto el compromiso,

desde el beso que sella lo infinito y lo hace tangible,

desde morir tu muerte y alegrarme en tu parto,

iré haciéndome saeta que se clave en el sol.

Desde allí, te prometo

unas gotas de dorada sangre

no de dolor sino de vida llenas.

Caerán hasta la tierra

que quedará por siempre

fecundada de sueños que se hicieron

partos activos de un útero fecundo,

utopía de donde se genera

abundante el torrente de la vida

                                          José Luis Molina

                                                   16 de agosto 2020

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