lunes, 6 de noviembre de 2023

DE AMORES, NO DE AMORÍOS

 



 

 

Posiblemente no haya, en la Biblia, nada de lo que se hable tanto como

del amor. Esto significa que, por lógica, deberíamos ser expertos  en amor, campeones en derrotar el odio, experimentados en el perdón y la misericordia, referentes y garantes de paz, personas de quienes  estar seguros no recurrirán a la venganza.

¿Crees, creemos, que, en la realidad, somos eso, somos así? Convendría que, con honestidad nos autorradiografiemos .

No tengamos miedo, Vamos a encontrar fallos contra el amor.  Y no es que esto no tenga importancia. Pero es peor si estamos acostumbrados a ello y no nos altera el pulso ni nos produce zozobra.

Que profundo “sentido religioso”  se le da a la frase “queridos hermanos”, que tiene  más de retórica que de otra cosa. Pero, sea como sea,  frase que , a todas luces,  es insuficiente. Pues sabemos que ser hermanos no es garantía de nada.

Jesús va más lejos.

En su respuesta dice:  El primero amarás al Señor, tu  Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, es decir, con todo tu ser. El segundo es semejante al primero. Es lo mismo: Amarás al otro como a ti mismo. Y estos dos reside toda religión, toda voluntad de Dios. La religión, la voluntad de Dios , es lo que nos propone para ser hijos suyos aceptándolo como el esqueleto de nuestro vivir. Y este vivir es tener en cuenta, valorar, optar, respetar al otro en la misma medida y con el mismo contenido de lo que consideras bueno  para ti.

Si se da de verdad el primero, nos tiene que llevar al segundo, pero no buenamente, sino esencialmente, radicalmente. Si no se da lo segundo, el primero tampoco será cierto.

Solo, para terminar, puntualizar algo. Cuando se habla de amor al prójimo no se trata de sentimentalismos sensibleros. Se dice amor al prójimo porque el otro lo tengamos próximo, forme parte de nuestra piel, de nuestra sensibilidad y de nuestros sentimientos.  Se trata de tener claras las líneas rojas que lo dañan y no caminar por ellas ni traspasarlas, evidentemente.

Para ello os recomiendo que leáis despacio el texto de Éxodo 22, 20-26 de este domingo, traduciéndolo a situaciones  de hoy. ¿Qué sería hoy quedarse con el salario? No pagar el precio justo, quedarse con el beneficio de manera injusta y desproporcionada que al otro le corresponde, etc. ¿Qué sería retener el manto más allá de la noche para protegerse del frío y reposar la cabeza en una sociedad en un mundo con casas que se deterioran de estar vacías, con las que se manipulan e los arrendamientos de viviendas, cuartos, balcones o camas calientes, mientras el otro duerme a la intemperie? Un mundo donde el poder ha establecido fronteras de lo propio e impide sea la casa de todos a donde poder llegar en vez de cavar su sepultura en los mares.

En la actual situación de Gaza, Ucrania, Sudan, el pueblo saharaui como resuena ese sentirlo como parte de tu piel, una piel quemada en un porcentaje elevadísimo sin arrancarnos el sufrimiento real, el dolor, las lágrimas…

Un abrazo

José Luis Molina

29 de octubre del 2023

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