sábado, 17 de octubre de 2020

DIOS DIOS o DIOS - CÉSAR

 


Hoy voy a comenzar mi reflexión con este texto de Pedro Casaldáliga:

“Siempre el mayor problema,

la solución mayor de toda religión,

de toda espiritualidad,

es saber

de qué Dios se trata,

a qué Dios se adora,

a qué Dios se sirve,

a qué Dios se ama,

en qué Dios se confía,

en qué Dios se espera.

Y creo importante este texto para empezar porque él puede ser pieza fundamental en nuestra reflexión de hoy que, forzosamente, se ha de topar con una frase tan contundente como “DAD AL CÉSAR LO QUE ES DEL CESAR Y A DIOS LO QUE ES DE DIOS”. Pero, ¿qué es del césar?, ¿qué es de Dios? Por eso es importante saber cuál es nuestro Dios  para comprender que es lo que tenemos que darles.

 

 


Bueno, para empezar, si nuestro Dios es el que se ha hecho historia en Jesucristo, tendremos que tener en cuenta que a él no hay que darle, que a él le estaremos  dando lo que le demos al ser humano por el que él se definió. Dios no necesita que le demos. El ha dado primero, es pura gratuidad. Pero nos invita que demos, que compartamos con los demás.

 Pues bien, teniendo en cuenta que lo que lo que tengamos que dar a Dios es lo que tenemos que dar a los demás, hoy les propongo un listado de cosas, solo unas cuantas. Pudieran ser más. Ustedes lo pueden completar.

Ustedes las van escribiendo en un papel a la izquierda o a la derecha si son del César (de los emperadores actuales) o de Dios. Tras esto quedaría analizar qué es lo que comportan en nuestra experiencia vital concreta.

 

Ahí va el listado:

Poder como dominio.

Manipulación de las personas,

Servicios

Aprovechamiento

Nepotismo,

Protección del débil.

Defensa del desvalido.

Autoritarismo

Promoción de las personas.

Construcción del bien común.

Mantener las categorías.

Jerarquizar la vida

Beneficiarse del débil o del ignorante.

Colocar el bien personal por delante del colectivo.

Favorecer a los consanguíneos con bienes y derechos públicos que tal vez correspondería a otros.

Justificar los medios corruptos o inmorales en función de los bienes.

Competencia.

Cooperación.

Entrar en el dinamismo de las recomendaciones.

Acumular posesiones y riquezas en un mundo desigual.

Despilfarro.

Contaminación.

Consumismo.

Desechos innecesarios.

Voluntariados.

Las marcas como signo de poder, prestigio y categoría.

La mentira como procedimiento.

El disimulo como pedagogía.

Movimientos de acogida a los que llaman a la puerta  (emigrantes, evadidos).

Entender la vida en función de los demás.

Respeto a las diferencias.

Escoger en la vida no por lo que me benifície sino por lo que yo beneficiaré.

Valorar lo marginado (ancianos, disminuidos, analfabetos, …) por su dignidad comprometiéndose con su dignificación.

Perder el tiempo en algo que no te va a proporcionar nada pero que el otro necesita.

Ser grande en lo pequeño.

Ser sencillo en tu grandeza.

Encender velas a Dios o a los santos para que me beneficien a mi

 

Bueno, así podría seguir pero no quiero agobiaros. Algo si quiero decirles: Probablemente lo que descubran como moneda para Dios, de una u otra manera, estará incluido en las Bienaventuranzas porque éstas son el prontuario del Reino, de las monedas que tenemos que dar a Dios, es decir, a los demás. Lo bueno es que nos hará felices.

Un abrazo

José Luis Molina

            18 de octubre del 2020

 

 

 

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