Hoy voy a comenzar mi reflexión con
este texto de Pedro Casaldáliga:
“Siempre el mayor
problema,
la solución mayor de
toda religión,
de toda espiritualidad,
es saber
de qué Dios se trata,
a qué Dios se adora,
a qué Dios se sirve,
a qué Dios se ama,
en qué Dios se confía,
en qué Dios se espera.
Y creo importante este texto para empezar porque él puede ser pieza
fundamental en nuestra reflexión de hoy que, forzosamente, se ha de topar con
una frase tan contundente como “DAD AL CÉSAR LO QUE ES DEL CESAR Y A DIOS LO
QUE ES DE DIOS”. Pero, ¿qué es del césar?, ¿qué es de Dios? Por eso es
importante saber cuál es nuestro Dios
para comprender que es lo que tenemos que darles.
Bueno, para empezar, si nuestro Dios es el que se ha hecho historia en
Jesucristo, tendremos que tener en cuenta que a él no hay que darle, que a él
le estaremos dando lo que le demos al
ser humano por el que él se definió. Dios no necesita que le demos. El ha dado
primero, es pura gratuidad. Pero nos invita que demos, que compartamos con los
demás.
Pues bien, teniendo en cuenta que
lo que lo que tengamos que dar a Dios es lo que tenemos que dar a los demás,
hoy les propongo un listado de cosas, solo unas cuantas. Pudieran ser más.
Ustedes lo pueden completar.
Ustedes las van escribiendo en un papel a la izquierda o a la derecha si
son del César (de los emperadores actuales) o de Dios. Tras esto quedaría
analizar qué es lo que comportan en nuestra experiencia vital concreta.
Ahí va el listado:
Poder como dominio.
Manipulación de las personas,
Servicios
Aprovechamiento
Nepotismo,
Protección del débil.
Defensa del desvalido.
Autoritarismo
Promoción de las personas.
Construcción del bien común.
Mantener las categorías.
Jerarquizar la vida
Beneficiarse del débil o del ignorante.
Colocar el bien personal por delante del colectivo.
Favorecer a los consanguíneos con bienes y derechos públicos que tal vez
correspondería a otros.
Justificar los medios corruptos o inmorales en función de los bienes.
Competencia.
Cooperación.
Entrar en el dinamismo de las recomendaciones.
Acumular posesiones y riquezas en un mundo desigual.
Despilfarro.
Contaminación.
Consumismo.
Desechos innecesarios.
Voluntariados.
Las marcas como signo de poder, prestigio y categoría.
La mentira como procedimiento.
El disimulo como pedagogía.
Movimientos de acogida a los que llaman a la puerta (emigrantes, evadidos).
Entender la vida en función de los demás.
Respeto a las diferencias.
Escoger en la vida no por lo que me benifície sino por lo que yo
beneficiaré.
Valorar lo marginado (ancianos, disminuidos, analfabetos, …) por su
dignidad comprometiéndose con su dignificación.
Perder el tiempo en algo que no te va a proporcionar nada pero que el
otro necesita.
Ser grande en lo pequeño.
Ser sencillo en tu grandeza.
Encender velas a Dios o a los santos para que me beneficien a mi
Bueno, así podría seguir pero no quiero agobiaros. Algo si quiero
decirles: Probablemente lo que descubran como moneda para Dios, de una u otra
manera, estará incluido en las Bienaventuranzas porque éstas son el prontuario
del Reino, de las monedas que tenemos que dar a Dios, es decir, a los demás. Lo
bueno es que nos hará felices.
Un abrazo
José Luis Molina
18 de octubre del 2020
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