Horas de desencanto,
¿quién no las tuvo?
¡Después!, … después,
cuando el humo se fue
y en el suelo quedaron
en cenizas los sueños,
a todos, en algún momento,
se nos rompieron
vidrios entre las manos:
a unos con estrépito,
a otros callados,
y empapado de sangre para éste,
o infestando las heridas para aquellos.
Pero todos tuvimos que enfrentarnos
con una noche oscura
y “otro día” que llega como un reto
y frete a ti se pone,
y te mira de frente,
y te reta cruel,
sin pausa, sin demora,
el después y el luego
se han marchado, huyeron.
Solo queda el ahora,
ahora es todo,
ahora es luego,
ahora es decidir si huir
ahora ya, sin desespero.
Y así, aunque temblando,
miras de frente sabiendo,
con serenidad, saberte no sereno,
pero, en el suelo, clavas firmes los pies,
y decidir por ser no por huir.
Que bueno saber hay unos labios
que te besan desde un silencio inmenso
de cercanía y respeto,
unas manos que están
para aferrarte a ellas,
para sentirlas fuertes,
para sentirte en ellas fuerte
Y emerger si te hundiste.
Que bueno haya palabras
que no se pronunciaron,
que nunca se dijeron
pero fueron oídas
en el silencio,
desde el amor,
para impulsarte
a emprender nuevos sueños.
José Luis
Molina
5 de
octubre 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario