lunes, 4 de marzo de 2024

CONTRASTES

 


Torreón.- Sierra de Grazalema

 

Me pongo hoy en oración.

Sí, he tenido un rato de oración en un marco extraordinario. Allí la creación aparece desbordante.

Allí, ante tanta belleza, tanta serenidad tanta calma, tanto “las cosas bien”, la palabra de Dios en el Génesis adquiere tremenda fuerza: El hombre no derramará la sangre del hombre porque Dios ha consagrado su grandeza.

Pero aquí también aparecen 40 años de desierto en mi vida anterior,  y 40 años de desierto en mi vida hacia el futuro desde los 40 años de desierto actual frente a toda la sangre derramada que hacen surcos, cárcavas y quebradas en Gaza, en Ucrania, em Oriente Medio, en África, en las 30 guerras de actualidad.

También en la multitud de constantes feminicidios o en exterminio de tanta vida desde políticas que degradan al ser humano y otras políticas  negacionistas que degradan la vida, la naturaleza, en la que el ser humano  tiene que apoyar su existencia.

De igual manera, también, toda la sangre derramada desde el alma por la envidia, la difamación, la competitividad, la manipulación, etc.

Y yo me pregunto, en estos 40 años míos, ¿dónde me sitúo yo? ¿Dónde te sitúas tú y todos aquellos a  los que, desde mi corazón os tengo presentes mientras escribo esto?.

Termino con el Evangelio y con la celebración de la ceniza:

El Reino de Dios está ya ahí. El tiempo se ha cumplido.

Si lo acepto de verdad, ¿de que me tengo que convertir de facto y no de lamentos.

¿Cómo terminar mi oración?. No ocultando el desierto, no cerrando los ojos, no sublimando lo incierto cuando no hay evidencia que lo ponga en entredicho.

Pero ayúdame a llorar por el desierto  sobre el desierto, no queriéndolo sino para que florezca con mis lágrimas.

Que así sea

Un abrazo

José Luis Molina

18 de febrero del 2024

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